El Servicio de Prisiones quería sustituir un sistema de alerta ineficaz por una solución integrada y geolocalizada para mejorar la seguridad y la comunicación de los funcionarios. Antes de Crosscall, los funcionarios utilizaban varios dispositivos diferentes (teléfono, walkie-talkie, botón de emergencia), lo que hacía que la gestión fuera compleja e ineficaz. El objetivo era centralizar estas herramientas para simplificar y asegurar las operaciones.