Antes de adoptar los smartphones Crosscall, High Security tenía que equipar a sus trabajadores solitarios con una serie de equipos de seguridad, como un botón de socorro y una prueba de verticalidad para localizarlos en caso de problema. Sin embargo, estos equipos solían ser engorrosos, poco fiables y no siempre cumplían los requisitos legales del sector de la seguridad. Además, la necesidad de mantener una política de calidad exigía soluciones tecnológicas de vanguardia capaces de garantizar la seguridad de los empleados y, al mismo tiempo, ofrecer asistencia técnica inmediata. El reto consistía, por tanto, en encontrar productos fiables, ergonómicos y duraderos, que cumplieran al mismo tiempo la estricta normativa del sector de la seguridad.